Has
escuchado y aprendido
muchos
cuentos e historias,
algunas
más bellas que otras;
mas
hay una que sin duda
tiene
un poco de todas.
Habla
de ti y es,
mi
mejor historia,
mi
primera historia, en realidad;
la
más bella de mis historias.
Escuchaste
la de caperucita y el lobo,
en
aquella mamá enviaba los pastelitos,
en
la mía;
arepas,
envueltos o empanadas;
aquí
ni cazador, ni tijeras, ni escopetas;
ni
por falta que hicieran,
un
palo te bastaría y
pobrecito
lobo, no tendría;
quien
lo salve de la paliza.
Bueno;
yo no podría ser caperucita
evidentemente;
ni niña, ni de rojo
y
lo del mandado ¡mejor bien empacadito!
no sea que me antoje
y pellizquito a pellizquito
me lo coma todo por el camino.
Madre
no me reprendas y más bien,
abrázame
otra vez.
Recordaras
también;
la
del pastorcito mentiroso.
En
mi cuento y pese a la mentira,
me
habrías salvado el día;
esperarías
a que perdiera una
o
quizás dos ovejas
y luego me dirías;
eso
le pasa pa' que aprenda.
Ni
lobo, ni rebaño, ni pastor,
pero
sí uno que otro engaño
una
lección aprendida
y
al final un merecido regaño.
Cual
Rinrín renacuajo,
salgo
cada mañana
muy
tieso y muy majo
y
muy desobediente
tu
madre me dices ¡no salgas!
cuando
algo malo presientes,
pero
yo doy un salto, me voy
y
al poco me estrello de frente.
Perdóname
porque no te escuché
y
por favor madre,
abrázame
otra vez.
¡Ah!
el colmo dejar pasar la de pinocho,
porque
eso sí pa´ mentiroso.
Bueno
fui, no creo hoy ser así;
pero
eso sí, que de ese niño,
me
quede con la nariz.
En
ocasiones por el dolor que te causo,
bien
podrías madre decir, que soy de palo;
como
pepe grillo, estas siempre ahí, aconsejando
y
cual hada madrina, dándome alientos de vida.
Juanito
y los fríjoles mágicos:
en
mi cuento si hay magia y Juanito,
pero;
los fríjoles son las lentejas,
con
que me llenas los bolsillos,
cada
que un nuevo año comienza.
Me
ha faltado creer un poco más,
dejar
la necedad,
para
descubrir y ver,
que
la magia está;
en
todo lo que me das.
Madre
abrázame otra vez.
Me
sé de memoria por cierto, un bello cuento.
Se
trata de un niño, Juanito; no el mismo,
aunque
tengo un poco de cada uno de aquellos,
probablemente;
mucho de cuento y algo de chiste,
en
fin, la mejor parte de esta historia, tú la escribiste.
Se
trata de un niño, Juanito; no el mismo,
es
del Juanito aquel, a quien le diste el ser;
al
que alimento tu pecho,
que
arrullo tu canto, en tanto escuchaba tu canto,
que
aprendió a caminar y uno, dos o tres pasos
para
llegar a tus brazos;
hoy
tengo que dar algunos más,
o
tal vez; cruzar parte de la ciudad.
Madre
abrázame otra vez,
que
hoy también, como ayer,
quiero
llegar a tus brazos,
entregarte
una flor, dos o tres
¡no
traje ramo!
pero
te hice este regalo
aunque es tan solo un pequeño detalle,
en realidad; muy poco para compensarte
todo mi corazón está envuelto en el
gracias
madre,
y
permite que esta vez,
sea
yo quien te abrace.
Seguramente
más tarde,
me
tendré que ir
pero
ten presente, madre;
que
regresaré
para
abrazarte y que me abraces
una
y otra vez.