Contextualización y propósito del
texto
“Ya no me estorbaba la
sombra del cuerpo,
pero la sombra del alma se hizo tan grande como
la noche”
¿Por
qué las sombras adquieren aquí tal importancia, que son el centro y forman parte
del nombre mismo del escrito? ¿Por qué las de Vidales? ¿Cuál Vidales?
Estos son precisamente
los interrogantes que pretendo responder a lo largo y a lo ancho de las
siguientes líneas. Los argumentos surgen tras la lectura de una obra literaria
escrita como “un grito contra el estiramiento social y una honda protesta
contra esa hipócrita gravedad que no entiende la jerarquía sino transferida al
estatismo de origen divino”.
¡Hoy! - Padecemos del soporífero mar del olvido de lo
nuestro, siendo así que lo nuestro (lo
malo y lo bueno) se marca tan palpablemente en nuestro pasado y nuestro
presente… la deformación imperialista me quema; tenemos que analizar lo que
somos y lo que nos han vuelto.
¡Lo
que somos es lo que nos han vuelo!, intelectual y culturalmente hablándolo. Y
es que desde la época escolar comprometen nuestra identidad, se nos enseña a
considerar los colonizadores españoles como seres superiores que nos rescataron
del la ignorancia y a sus actos como heroicos. Por ahí de paso, las primeras
lecturas que nos son impuestas, pues cabe aclarar que no se nos fomenta el
gusto por la lectura ¡se nos impone!, corresponden a los célebres y por
supuesto grandes genios de la literatura universal: Cervantes, Calderón de la Barca,
Kafka, Neruda, Borges (nombrando solamente los que el subconsciente trae a mi
memoria), no obstante genios en los que no se reconoce abiertamente los nuestros:
José Eustacio, Julio Flórez, Pombo, Jorge Isaac, Salom Becerra, Barba Jacob,
Eduardo Carranza (reitero, nombrando solamente los que el subconsciente trae a
mi memoria) y por supuesto Luis Vidales, de quien debo reconocer que yo mismo
no había escuchado hasta poco antes de comenzar las indagaciones que me permitieron
elaborar el presente texto.
Acerca de Vidales
Ahora bien, ¿Cuál Vidales?