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UN MEJOR MAÑANA

    

    ¡Claro!, nadie imaginaba que sería este día, pero...

Un mejor mañana por fin era hoy.

Amaneció más temprano.

La mona causó la mejor impresión con su seda.

No hubo beso de Judas

y se escuchó la música del río,

pero sin arrastrar de piedras.

Las buenas noticias

no se hicieron esperar,

aunque estaba larga la fila.

Las contrariedades

se hicieron esperar

aunque no había fila.

De rosa se pintaron

desaires, tristezas, soledades, existencias.

Existencias de vajillas se agotaron

en tiendas y almacenes y supermercados,

pues sin mayor reparo

que las risa propia y ajena.

todos se dispusieron a romper un plato

o dos.

La esperanza decidió que la llamaran certeza

y entonces por fin

la realidad fue más bella

que el más bello sueño

y más intensa.

Y fue ganar por fin

la lotería sin comprarla.

Un mejor mañana por fin era hoy

y con él, la mejor mañana.

Perros y gatos fueron mejores amigos.

Y ya nadie se peleó como perros y gatos

porque el odio y la enemistad terminaron

                                                                enamoraros

                 y se tornó su amor    

                                    aleccionador

        metamórfico

                                                                             sin vuelta atrás.

La estrechez de generosidad           cedió.

El perdón con olvido                       se dio.

La lastimera angustia                       se dio a la fuga.

El irrefrenable tiempo                      se dio a la espera

                           y se quedó por ahí quietecito, sin prisa,

                           solamente contemplando, solo descansando

                                                en el arrullo de la música de la risa.

Y de todos modos

baile y canto al acomodo de todos

de todos modos.

Un mejor mañana por fin era hoy

y con él la mejor mañana.

Se renunciaron a tontos prejuicios

se superaron temores

se vieron a los ojos los indiferentes

y entonces...

Tímidos amores quiméricos

se tornaron valientes

y se encontraron

a la mitad de una naranja. 

Amores inconfesos

salieron del anonimato

y se encontraron

a la mitad del camino,

a la mitad del suspiro,

a la mitad del abismo

y regresaron juntos.

Ninguno quería despedirse

porque ninguno quería irse

y todos coincidieron en que

lo que todos habían anhelado

se había hecho visible

                   palpable

             probable

                     digerible...

Nadie quería evitar a nadie,

ni evitarse a sí mismo

y para embriagarse no hizo falta licor

con la alegría de esta mañana bastó.

Y de todos modos

baile y canto al acomodo de todos

de todos modos.

Un mejor mañana por fin era hoy

y con él la mejor mañana.

Y ya no se hizo tarde

y para colmo de bondades

ella también lo amaba

se lo dijo esta mañana

                                         hace apenas un rato.

 

LA PROFESIÓN MÁS PELIGROSA DEL MUNDO

 

Cuando uno escucha sobre las profesiones más peligrosas del mundo, entre otras, se mencionan algunas como: piloto, doble de películas, bombero, domador de fieras, no, no incluye a algunos esposos, no hoy; otras como minero, ordeñador de serpientes venenosas, ... ojo hoy no se valen esos chistecitos, pues, las suegras son primero que todo madres y las hay excepcionales. Pero, bueno, volviendo a lo de las profesiones más peligrosas, los mineros, claro, también están los que se suben a los postes a reparar las líneas eléctricas de alta tensión, los limpiadores de ventanas de edificios etc. Pero aquí dos paréntesis: uno, que para una madre por sus hijos eso sería como quitarle un pelo a un elefante y el otro, que todos y cada uno de ellos tienen (aquí o en el cielo) madre.

No entiendo como a las aseguradoras de riesgos, no se les ha ocurrido un seguro de vida por ser madre.

Veamos: Reciben la noticia “usted ha sido seleccionada para...” la más abnegada y peligrosa labor. En ese mismo instante comienza su inducción de nueve, ocho, siete meses o incluso menos, pero lo cierto es que, durante ese tiempo, bien podrían participar en un torneo boxístico, no por la agilidad propiamente, sino por la categoría de peso pesado; bueno, ya lo sabemos, tienen que comer por dos, tres y se han dado casos que hasta por siete. Pero volviendo a lo riguroso de su inducción: dolor de pies, de espalda, de cintura, calambres y no hablo del dolor de cabeza, porque ese comienza oficialmente con su primer día de trabajo y sigue con ellas hasta el momento de su jubilación que coincide con el último de sus días, ni uno antes porque salvo casos excepcionales, que no viene al caso mencionar, nunca renuncian, ni son despedidas.

Bueno, el primer día de trabajo, ese primer día del cual ninguna podría negar que es el más doloroso y peligroso de todos sus días hasta ese momento, es también en el que reciben su nombramiento oficial cuando poco después de todo ese dolor, de todo ese riesgo, el milagro, Yo; bueno y todos y cada uno de ustedes también, Así es que si alguno se resiste a creer en los milagros “no tiene madre”.

Prosigamos, tras su nombramiento oficial, todos los días están al borde de un colapso:

De pequeños... ¡Está llorando! Ya, ya, ya shshshshshshs, ¡Ay se cayó! Más grandecitos... será que almorzó, le dolerá algo, ¿cómo me lo tratarán?, ¿cómo me la trataran? ¡Qué no me le coja la noche!, ¡Dios protégemela!, ¡protégemelo! ¡cuídamelos!; y más grandesotes: ¡Qué a ese tal por cual ni se le ocurra gritarme o tratarme mal a la niña!, ¡qué esa tal por cual no se lave el mugre en mi chinito! ... yo sufrí pariéndolos como para que ahora venga otra, otro ¡*! a ultrajármela, ultrájamelo!

Ahora, en el ejercicio de su profesión, en sus labores darías de chef, médico, maestra, por su puesto, contadora de historias, costurera, modista; bueno, aquí otro paréntesis, en esta parte de sus múltiples oficios sí creo que casi todos si pudiéramos las habríamos despedido o sino vean como estaban vestidos en las fotografías de las fechas especiales cuando pequeños; “sí, entendemos que fue con mucho amor, pero que no vuelvan a salir a la luz, por favor”. Para continuar, en sus labores cotidianas también son dietistas, prestamistas, psicólogas, concejeras matrimoniales, abogadas, guardaespaldas y un gran, gran, gran, etc.

En fin, felicitaciones porque por amor a su oficio, su valor y tenacidad es comparable al de quienes tienen las profesiones más peligrosas.

         ¡Se les ama y perdonen lo poquito y lo mal dicho!