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TRAS LAS SOMBRAS DE VIDALES


Contextualización y propósito del texto

“Ya no me estorbaba la sombra del cuerpo,
 pero la sombra del alma se hizo tan grande como la noche”

¿Por qué las sombras adquieren aquí tal importancia, que son el centro y forman parte del nombre mismo del escrito? ¿Por qué las de Vidales? ¿Cuál Vidales?
Estos son precisamente los interrogantes que pretendo responder a lo largo y a lo ancho de las siguientes líneas. Los argumentos surgen tras la lectura de una obra literaria escrita como “un grito contra el estiramiento social y una honda protesta contra esa hipócrita gravedad que no entiende la jerarquía sino transferida al estatismo de origen divino”.
   ¡Hoy! - Padecemos del soporífero mar del olvido de lo nuestro, siendo así  que lo nuestro (lo malo y lo bueno) se marca tan palpablemente en nuestro pasado y nuestro presente… la deformación imperialista me quema; tenemos que analizar lo que somos y lo que nos han vuelto.
¡Lo que somos es lo que nos han vuelo!, intelectual y culturalmente hablándolo. Y es que desde la época escolar comprometen nuestra identidad, se nos enseña a considerar los colonizadores españoles como seres superiores que nos rescataron del la ignorancia y a sus actos como heroicos. Por ahí de paso, las primeras lecturas que nos son impuestas, pues cabe aclarar que no se nos fomenta el gusto por la lectura ¡se nos impone!, corresponden a los célebres y por supuesto grandes genios de la literatura universal: Cervantes, Calderón de la Barca, Kafka, Neruda, Borges (nombrando solamente los que el subconsciente trae a mi memoria), no obstante genios en los que no se reconoce abiertamente los nuestros: José Eustacio, Julio Flórez, Pombo, Jorge Isaac, Salom Becerra, Barba Jacob, Eduardo Carranza (reitero, nombrando solamente los que el subconsciente trae a mi memoria) y por supuesto Luis Vidales, de quien debo reconocer que yo mismo no había escuchado hasta poco antes de comenzar las indagaciones que me permitieron elaborar el presente texto.

Acerca de Vidales
Ahora bien, ¿Cuál Vidales?

!Uno de los grandes y además Colombiano!, quien durante el año de 1926 fuese incluido en el “Índice de la nueva poesía americana” recopilación elaborada por otros tres de los grandes: Alberto Hidalgo, Vicente Huidobro y Jorge Luis Borges, y que colocaba a nuestro Vidales al lado de muchos de los sí reconocidos como Ricardo Güiraldes, Pablo Neruda, César Vallejo, Magda Portal, Leopoldo Marechal, José Juan Tablada y otros 55 poetas de diferentes países.

Aquel poeta oriundo de Calarcá Quindío, quien pese a ser “Un vanguardista sin vanguardia” fue un referente (quizás el único en el ámbito poético), de las vanguardias en nuestro país. Denominado de esta manera, en la medida que no se caso con ninguna vanguardia y de acuerdo con sus propias palabras: “cuando me introduje en la llamada “vanguardia” hacia 1920, yo no había leído nada de los movimientos poéticos del momento”; sumándole a este hecho, ese cierto grado de irreverencia contra lo establecido que cimentó su prosa y su poesía.
Desarrolló un particular y muy propio estilo literario, lo cual permitió asociarle a los constructos narrativos denominados minificción o microrrelato; y es que las características que definen este tipo de construcción literaria, se encuentran inmersas en los escritos de Vidales:  
La brevedad; la simplicidad procurada en la síntesis expresiva; la particularidad en la temática (se evidencia la recreación de la ficción a partir de sucesos de carácter enteramente cotidiano), y en especial el desenlace en sucesos insólitos, casi ajenos y de alguna manera disimiles al eje de la narración, lo cual le confiere mayor interacción con el lector.

Suenan Timbres
En palabras de Luis Tejada:
   “La poesía de este muchacho es, en esta primera etapa de su obra, una poesía de ideas, sobria y sintética; él no sufre la voluptuosidad rudimentaria del color ni de la forma: sufre la voluptuosidad de las ideas puras y, lo que es todavía más revolucionario y excepcional entre nosotros. Las presenta en una forma esencialmente humorista”.  
Vidales (Q.E.P.D.) quien no creía en la soledad. “¡Soledad de que!, Si uno tiene el cerebro lleno de muchedumbre”, el mismo para quien la muerte no existía (pues según argumentaba, somos materia y la materia no muere, se transforma; es indestructible y eterna, cambia de forma pero nunca muere); nos dejó una extensa y sorprendente obra dentro de la cual se destaca: “Suenan Timbres” libro cuya primera publicación se emitió en 1926 (a sus posibles 24 años ya que no se ha comprobado la fecha exacta de su nacimiento) y que es una recopilación de su poesía y de su prosa.
Suenan Timbres es precisamente la principal fuente de información y el pretexto para realizar el presente escrito. 

…Le dije: “¿Quién es usted?.
Y me soltó, susurrando las silabas: “Luis Vidales”.
Le grité, angustiado: “¡No! Yo soy Luis Vidales”.
Y para asombro de mi parte, me respondió con aplomo:
“¿Y quién lo contradice?.

Entrando a penas en familiaridad con la obra de Vidales, una constante en particular captura mi atención; es algo que en los lindes de la cotidianeidad tiene que ver con los lugares donde no da el sol, la proyección de un cuerpo, el reflejo mismo de un sujeto: ¡la sombra!.

Disertaciones
He aquí algunas de las sombras de Vidales:

   La calle dejo de pasar por debajo de mis pies. Más allá de los extramuros,…El viento movía sombras.
   El gato y su sombra. Son dos gatos - pero en realidad no es más que uno... La sombra es un gato más enigmático. Es más gato.
   Tal vez allí contra la pared de mi cuarto-… este todavía clavada La sombra muerta.
   Filosofía de los ademanes: los ademanes son los armazones maravillosos e invisibles de los seres humanos.
   A Luis Tejada: mi sombra se me va no sabe para donde.
   Una carta a pepe Mexia: Pero siento que mi sombra esta dándome tirones y me arrastra hacia fuera…
   Las sombras: Cuando sale la luna, empiezan a brincar las sombras, la sombra es el mono de cada uno.
   Espejos: ¡Hay¡ que acaso nosotros no somos otra cosa que refracciones de otros mundos vistas en el espejo del día.
   Resignémonos a llevar la mancha de la sombra atada al talón hasta que la limpie la muerte.
La sombra que es su sombra, la de alguna mujer, la del árbol, la del mueble, la del gato…,  la del mundo. Sombra que se hace presente en una vasta parte de su obra, y por ello deja de estar en la sombra; adquiere tal protagonismo que en su obstinación, de manera explicita o algunas veces implícita se hace manifiesta y que en la mayoría de los casos, “está pegada a la pared”.
Sombra que algunas veces es antípoda y otras se convierte en un esqueleto antipático, sombra que es un fantasma en rebelión; sombra que es un hombre de gabán y sombrero de copa; sombra que es un ruido, sombra que es un segundo ser, ¡más ser que el propio ser!
Y hay más sombras, muchísimas más sombras en Vidales, en su sombra y en la sombras de sus escritos... Pienso que: su sombra es aquel ser interior al que coloquialmente nos referimos como mi otro yo, y que en él y en cada uno de nosotros espera salir al mundo mientras… “los relojes pierden el tiempo”.
Dicho de otra manera, las sombras de Vidales son aquel ser que oculto a los cánones sociales, vive su encierro presa del miedo a la no aceptación, esperando que tomemos la decisión de dejarle salir, de darle libertad y de tal manera poder llegar a ser quienes somos, más allá de la verdad.
Para un hombre que no teme a la muerte y no cree en la soledad, siempre habrá una sombra, que le inquiete… la existencia.

Listado de referencias

VIDALES, Luis. (1986). Suenan Timbres.  (3ª Ed). Bogotá.

VIDALES, Luis. (2004). Suenan Timbres. Colección de poesía. (1ª Ed en ésta colección). Bogotá.
Internet:
Periódico digital com. mx. ¿Qué es la minificción?. Recuperado el 20 de Mayo de 2011 desde http://www.periodicodigital.com.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=52747&Itemid=67

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