"Las
derrotas de un hombre no juzgan a las circunstancias sino al hombre en sí
mismo".
Albert
Camus
Sinopsis
Aunque nos ocuparemos de un
lugar definido según el ordenamiento territorial y de la decisión de habitarlo,
no se trata aquí sobre ejercicio del poder ni el acto de gobernar; por lo tanto
éste no es un texto de carácter político; se generarán preguntas y se
construirán hipótesis, no obstante no se trata de un texto científico; tampoco es un texto religioso, pues intenta
despertar la consciencia, no adormecerla; y aunque adopta un carácter
reflexivo, no pretende ser filosófico, pues no se cuestiona la existencia. El
presente intenta ser un escrito reivindicatorio, ya que a partir de la historia
de vida de uno de los residentes del lugar, su intención es desvirtuar la mala
imagen; cimentar principios de identidad y construir un sentido de pertenecía
para con el barrio que ha acogido a mi familia (mi abuela, mi padre, mi madre,
mis tíos, etc.) y aún a mi mismo, durante la mayor parte nuestras vidas.
Quizás mi barrio no sea el mejor
lugar para vivir, pero…
Entre el desconcierto y la nostalgia, se
alberga una oportunidad.
Desconcierto
y nostalgia son los sentimientos que me invaden cuando advierto que aún y
después de toda una vida viviendo por aquí en la 18 (preciso aclarar que la 18,
hace referencia a la localidad cuyo nombre fue otorgado en memoria del “apóstol
del pueblo y mártir de la democracia, Don Rafael Uribe Uribe) y más exactamente
en Granjas de San Pablo, el barrio que me vio dar mis primeros pasos; los
vecinos sientan cierta vergüenza y duden al responder aquella infaltable pregunta
que se da cuando nos conocemos con nuevas personas: y usted ¿Dónde vive?, estos
sentimientos crecen con el hecho de que al colocar en la búsqueda de google el
nombre de nuestro barrio, el primer artículo encontrado señala “balacera en el
barrio Granjas de San Pablo” más adelante… El vía crucis de un colegio: Al menos 100
niños reciben clases hacinados en una casa del barrio Granjas de San Pablo; y
otros menos alentadores como los referentes a corte de agua y la venta de casas
ubicadas en el sector. Así es que de lo poco y casi nada que el común sabe o
conoce de mi barrio, no se aprecia como un lugar encantador, no obstante; entre
el desconcierto y la nostalgia, se alberga una oportunidad, en este caso la
oportunidad de mostrar la otra cara de la moneda.
“De la violencia ya se encargan los
medios (de eso viven y es lo que nos venden) pero, ¿quien se encarga de
rescatar los valores y de resaltar las virtudes?, ¡Encarguémonos
nosotros!” (Soy de la 18, 2009)
Sumando
a lo anterior, el hecho de que muchos en su momento han decidido irse en busca
de un mejor lugar para vivir (y muchos se fueron, pero, ¿encontrarían ese mejor
lugar?); yo, y ya lo he dicho antes; he decido quedarme y luchar, además; no fui
el único. Gracias a todos aquellos quienes también decidieron quedarse hoy
podemos ver a nuestro barrio como ese mejor lugar para vivir.
Hay obviedades que no se pueden obviar
Es
por eso que paso a exponer el lugar de ubicación en torno al cual transitarán
las siguientes líneas, aunque muchos sabemos de dicho lugar pues sobre el
estamos parados ahora mismo, muchísimos más no tienen ni idea que existe.
Hay
un lugar en el mundo, un pequeño punto desconocido para millones de personas,
pero trascendental en la vida de unos cientos e importante y valioso para
nosotros los vecinos del barrio: Planeta tierra, continente sur americano, país
Colombia, ciudad Bogotá, localidad 18 (Rafael Uribe Uribe), upz 53, barrio
Granjas de San Pablo.
Si
bien los continentes, países, sus ciudades, localidades, upz y barrios están
establecidos según porciones de tierra y cuentan con una serie de
características espaciales y físicas que los delimitan; son realmente los
habitantes y sus historias (memorables o sucintas; gratas o amargas; reales o
fingidas; plausibles o en muchos caso despreciables) los que institucionalizan
el sector donde viven. Son las personas
las que hacen reconocible y dan renombre a su lugar de origen o donde habitan. Asís (ciudad italiana), se hizo célebre por ser la cuna de San Francisco y Aracataca (Magdalena) existió para el mundo a
partir de 1982 cuando Gabo se convirtió en premio Nobel de literatura.
En fin, que el barrio
Granjas de San Pablo sea reconocible para los habitantes de la localidad 18;
para la ciudad, el país y colmándonos de optimismo (uno de los valores que
caracteriza a los habitantes de esta nuestra localidad), para el mundo por ser el lugar donde Giovanny Gómez
(inspirador y protagonista de este escrito), ha vivido la mayor parte de su vida.
¡Una locura muy linda!
“A
mí no me hicieron con miedo” reza un dicho popular, sin embargo por x o y
razones miedos van y vienen, miedos que unas veces motivan a luchar y otras;
obligan a huir.
Durante
siglos la vida de las personas ha sido definida más por los estigmas sociales
que por sentimientos y/o motivaciones propias, y ese famoso “que dirán” ha
marcado muchas de las decisiones de cada persona (también hoy, solo que estamos
en una etapa de mentalidad de desapego respecto a ciertos absurdos y pese a
esos ya mencionados estigmas sociales, ser nosotros mismos), es así que cuando
doña Ana Lilia Gómez “flor del campo” se sintió atraída por primera vez; entrego
su virtud sin prever, que él era un hombre comprometido, que tenía esposa e
hijos (y es que de niños actuamos con ingenuidad y las más de las veces elegimos
amar a la persona equivocada, la que no nos conviene y en el peor o quizás el
mejor de los casos ¡juzgue usted! a una persona con la que nada puede ser).
Pasados algunos días, al enterarse que fruto de aquélla entrega traería su
primer hijo al mundo y presa del miedo y de la pena (en absoluto seria
justificable que la hija del sr Gómez hubiese metido las patas con un hombre
casado “que dirán”), decidió coger camino y a Bogotá vino a dar.
“Fue
un capricho de juventud, una locura muy linda” dice doña Ana Lilia.
“El
medio no lo hace a uno!”
Pues
bien, así comienza ésta, la historia de la vida de un hombre quien al igual que
yo nació en Bogotá y fue criado en la 18.
Giovanny contaba con apenas
unos meses de gestación cuando llegó (claro dentro del vientre de su
progenitora) al sur de Bogotá. La Sra. Ana Lilia vivió inicialmente en el
barrio el Carmen de la localidad vecina (Tunjuelito); sin embargo después de
unos cuantos meses, ¡se fue!; pero de trasteo para convertirse una habitante de
la nuestra; nuestra amada 18. Estaba embarazada de su segundo hijo cuando llego
a Santa Lucia, en el año 1980 en aquellos días la localidad era más potrero y
barro que viviendas y avenidas. Luego en San Jorge y desde aproximadamente 1984
hasta estos días, su historia y la de sus hijos se ha construido por nuestras
calles, colegios, parques, por supuesto casas en las que han vivido; eso en
términos generales y particularmente las calles, colegios, parques y casas del
barrio Granjas de San Pablo en las que han vivido.
Estudio
la primaria en la escuela manuelita Sáenz de santa lucia (hoy colegio Guillermo
león valencia). Cuando llegaron a vivir al barrio cursaba segundo de primaria contaba
con apenas 8 años y para entonces ya tenía que bajar al colegio solo; su mamá
no podía llevarle porque su horario de trabajo se lo impedía. Así es que le enseño a pasar las avenidas y un
día le dijo “váyase solo”; desde entonces se iba y se regresaba acompañado
únicamente por su sombra. Siendo tan pequeño ya atravesaba la caracas, acompañado
únicamente por su sombra;… y pensar que hoy por hoy aún lleva a Valentina su
hija de trece años al colegio.
- “A mí me tuvo muy firme lo que me enseño
mi mamá. En medio de todas las cosas que
hubieran podido pasar, en medio de todas las necesidades, era una persona
fuerte y nos enseño que había que hacer las cosas bien, ¡el medio no lo hace a
uno!”.
“Las
loncheras también vuelan”
En
un lugar donde alguna vez la violencia prevaleció, (el robo, las drogas, los
asesinatos, la limpieza social) Giovanny creció y se mantuvo firme gracias a
las enseñanzas de su madre, lo más malo
que hizo, fue votar como 10 veces la cartilla nacho y romper al menos una
docena de loncheras. Le gustaba saltarse la barda de la escuela para irse a
coger sapos, pero; - para poder saltar la
barda, tenía que mandar la lonchera antes… cuando regresaba a casa y pese a
la probabilidad de una pela, no se le ocurrían mejores respuestas.
-
¿Cómo rompió la lonchera?
- ¡me caí!…
- y ¿la nacho?
-
¡Me la robaron!”
¡Sapos a la carrera!
De
niño sus juegos y actividades favoritas fueron caminar por la loma, por los
chircales, por San Jorge Alto, ir hasta la repetidora; coger sapos para
traerlos al barrio y ponerlos a apostar carreras, elevar cometa, eso y… -“lo que uno le tocaba de chino, jugar yermis,
ponchados, la lleva, quemados, echar bolas, echar trompo, subirnos a los
tanques (predio propiedad del acueducto, llamado así por contar con grandes
tanques de reserva), “esas cositas de uno que no conoció el play station; si acaso el family en casa de algún amigo (amigo que no mencionó, pero que está
escribiendo estas líneas) y a eso le
sumaba las maquinas, - me gastaba
cualquier cien pesitos en ellas, a pesar
de los regaños de mamá, quien siempre ha sido una persona muy abierta, siempre
nos brindo confianza y eso es parte de la buena formación” … en fin, siempre eran planes inocentes, sanos
y juegos inventados”.
“Desde
pequeño me acostumbré a buscarme las cosas”
¡Se la
rebuscó! o para decirlo de mejores términos, ¡trabajó! desde aproximadamente
los 14 años, inicialmente cuidando carros “uno
vivía de lo que la gente le daba”; ayudando en tiendas (en la que fuese la
casa de aquella familia que por su lugar de procedencia llamábamos “los
Tolima”, arrendó un señor llamado Carlos de quien había ganado su confianza al
punto tal, que le dejaba las llaves para que abriera la tienda); en una fabrica
muebles, de vendedor en la cooperativa del colegio (el Restrepo Millán, colegio
en el cual curso la secundaria); algún tiempo recogiendo chance y como ayudante
de panadería, por mencionar algunos de los oficios en los que se ocupaba para
ganarse la vida.
Respecto
del colegio antes mencionado, en el cual término sus estudios secundarios; es
de resaltar que su madre hubo de pagarle solamente el primer año de secundaria, pues Giovanny obtuvo un beca
por excelencia académica y la conservó hasta que terminó la colegiatura.
Para
los trabajos del colegio no había bibliotecas cercanas, entonces; junto con
algunos compañeros del colegio, se iban para la Luis Ángel Arango ¡a pie si
tocaba!, les gustaba porque era chévere y avanzada para la época, “allá uno tocaba un computador”.
Artefactos que en aquellos días, no se veían mucho en ningún otro lugar.
“Estaba claro que tenía que salir a trabajar,
yo no podía darme el lujo de meterme a una universidad”.
Como
anotador era buen cantante
Giovanny sabía bien que si quería estudiar, habría que trabajar primero. En el año 93, próximo
a cumplir 17 años, se graduó de bachiller y comenzó a trabajar de anotador en
un bingo, en el que además tenía que cantar, ¿cantar?, sí cantar cuando tocaba
cantar (así se refieren respecto de la actividad de anunciar las balotas B1,
I2, N3, etc.). Esa fue la época más vaga que ha tenido en su vida. Trabajaba de
noche y seducido ante los encantos que ofrece la vida nocturna, bebía, fumaba y
jugaba billar hasta altas horas de la mañana. Siempre ha sido una persona
normal, pero muy responsable, por lo cual y consciente de que aquello no estaba
bien, decidió dejar ese trabajo.
Lo
poco que ganaba estaba destinado a multiplicarlo para muchos, razón por la cual
le fue imprescindible hacer ciertos sacrificios, como por ejemplo; abstenerse
de lujos o esos gustitos que en ocasiones nos queremos dar y el no haber continuado
estudios universitarios.
- No
podía salir con mi sueldo a decir me voy a comprar unos tenis de 100 mil porque
si me compraba los tenis, no dejaba para el mercado en la casa. Tenía la
convicción de sacar adelante la casa, que las cosas funcionaran, que estos
chinos pudieran estudiar y salir adelante, que pudieran tener una vida decente,
que pudieran vestir normalmente, que no les faltara comida… Y afortunadamente
uno ve que las cosas salieron bien”
“Hasta
ladrillos sé hacer en mi vida”
Cuando
niño los chircales (así era reconocida la ladrillera existente entre los
barrios Marco Fidel Suarez y San Jorge), eran uno de sus lugares predilectos
para jugar; habiendo cumplido algo así como 15 años de vida y gracias a la iniciativa de algunos amigos, uno de los
cuales (con quien se conocían desde la escuela) vivía en San Jorge, ir a los
chircales se convirtió en el plan de los sábados. Reunían algo de mercado y se
iban para allá, pero en esta ocasión con el propósito de ayudar a las familias
que habitaban dicho lugar “uno veía esas
familias con muchos chinos y chinos que desde pequeños estaban trabajando,
usted podía ver un chino de 6 o 7 años cargando una carretilla llena de
ladrillos y uno intentaba alzar esa carretilla y no podía”. Compartían con
ellos al punto de ponerse a hacer ladrillos y ayudarles en las demás labores de
aquel oficio. “Esas personas son gente
muy humilde pero muy querida”; al final de cada jornada partían con el
cansancio acuestas pero, dejaban tras de sí a una familia agradecida.
“Uno aprende de ver esas cosas, gente
pobre (en cuanto al dinero) pero finalmente rica porque vivían felices, no se
están quejando,…se debe ser agradecido con lo que se tiene pero sin ser conformista;
siempre con la intensión de tener más y sin dejarse ganar por las
frustraciones, por el sufrimiento… aprender a sobrellevar esas circunstancias”.
“El motor principal de mi vida siempre ha sido
mi familia y el bienestar de ellos aun por encima de mis propias cosas. Hice
muchos sacrificios porque esta familia funcionara y creciera bien”
Finalmente quien representa el lugar de
donde viene, es uno mismo.
Giovanny
y su familia hoy conformada por él, sus hijas Valentina y Gabriela; su esposa
Carolina; su amada madre, la Sra. Ana Lilia, su hermano Gustavo y sus hermanas
Liliana, Johanna y Fernanda (a excepción de Carolina y Gabriela), llevan 10
años, poco más poco menos viviendo en aquella casa esquinera que está ubicada a
unos metros y por el costado contrario de la iglesia del barrio.
Volviendo
a lo del barrio es de resaltar que muchos se avergüenzan de vivir aquí, evitan
mencionarlo y hasta se sonrojan al hacerlo; Giovanny no solo lo reconoce sino
que se enorgullece al mencionar que ha obtenido todos sus logros viviendo en
Granjas de San Pablo, quiere el barrio y señala que extrañaría muchas cosas si
tuviese que irse. “A mí el barrio me gusta,
considero que si fuimos capaces de superar las malas épocas, todo el tiempo en
que hubo bandas y violencia, ¿por qué
irse ahora?; hoy es un barrio normal, bien ubicado y a la final seguro, por
lo menos más que en otros tiempos”
“Yo
nunca he tenido un pensamiento individualista ni he querido ser más que todo el
mundo, ni he querido salir adelante solo, toda mi vida tuve claro que mi
familia era lo primero”.
Quiere arreglarle a todo el mundo sus
cosas, si por él fuera,…
En
casa es la cabeza de hogar, la autoridad, el modelo a seguir; sus hermanos le
ven como la figura paterna, un gran apoyo, el mejor hermano, y de esa manera
han recibido de él enseñanzas, valores y por supuesto como padre responsable,
aporte económico. “Es un ser especial,
lleno de ternura y amor; él no odia a nadie”; palabras de Liliana la mayor
de sus hermanas; “inteligente, noble y
muy trabajador” dice Gustavo su hermano.
“Ella nos enseño y nosotros aprendimos”
La
señora Ana Lilia inculcó a sus hijos el sentido de la responsabilidad y el
valor del trabajo. “Mamá nos decía: “ante
todo tienen que ser responsables”; ella nunca espero a que nadie le diera un
plato de comida; se lo ganaba y eso nos enseño.”
Hoy
agradece a la vida el haber podido verlos crecer como personas y como seres
humanos; el orgullo es gigante y recíproco, de parte de la madre para con sus
hijos y de sus hijos para con ella.
Todo en la vida es cuestión de caminos
Se
vio en medio y fue amigo de personas que hacían “cosas”… “Esos
manes tienen plata, buenas motos, carros, etc.; pero tenía la oportunidad
de decir “yo puedo conseguir las mismas
cosas por otros caminos”, y así lo hizo.
“Crecí y me formé aquí, vi muchas cosas, estuve en medio de otras,
pero finalmente todo son experiencias y uno debe ver y probar cosas para poder
juzgarlas y escoger lo que le conviene; probé la droga, pero ¡ya! la probé y
listo, no me gusto y no me quede, de repente a otros les pudo. Todo en la vida es cuestión de caminos; es
cuestión de cómo uno decida tomar las cosa, las oportunidades estaban ahí.
“Lo
que sufren las familias cuando algún miembro toma el camino que no es el
correcto; cómo madres y padres se lamentan al tener que ver a sus hijos muertos
o en la cárcel”
Además
de las entrañables enseñanzas de su madre, lo que motivo a Giovanny para no
desviarse en el camino, fue el ver como sufrían las familias cuando alguno de
sus miembros tomaba un rumbo equivocado; definitivamente era ejemplo de lo que
no quería vivir ni hacer vivir a su familia.
Lo
poco que pueda haber de malo, opaca lo mucho que hay de bueno
- “La gente, el común de la gente de este
barrio es gente buena, trabajadora, que vela y se esfuerza por su familia,
juiciosa; a pesar de que lo poco que pueda haber de malo, opaca lo mucho que
hay de bueno”
Giovanny destaca las personas que ha conocido a lo largo de su
vida, “los que han trabajado y crecido como
uno, los que han logrado surgir, los que he visto crecer y los que he visto
caer”. Mucha gente buena, gente que ha
surgido tienen una profesión una familia y no han tenido que llevarse por
delante a nadie. ¡Unos se van! los que les da pena decir que viven aquí, pero
la gran mayoría todavía están por ahí y los seguimos viendo cómo van avanzando
en la vida”.
Un Jefe de abogados que no había pisado
universidad
A
sus 21 años y tras de haber trabajado en una constructora por un año; “ahí empecé a tener una vida de oficina”,
la esposa de uno de los gerentes de dicha constructora lo recomendó con quien
hoy es su jefe y así llegó a la que en su tiempo fuese Martínez Restrepo
abogados, donde iniciara su profesión.
Giovanny
se graduó recientemente de abogado, el pasado 20 de mayo para ser exactos, pero
lleva ejerciendo alrededor de 8 años desde que aprendió el oficio; pasados 5 de
años de haber entrado a la empresa y a pesar de no haber pisado universidad, ya
llevaba procesos (conseguía algún amigo o conocido titulado para que los
firmase) y era jefe de abogados titulados.
- “Siempre he hecho las cosas con gusto y
tratando que queden bien hechas”.
Él sabía
que para hacer bien su trabajo era imperioso entender de qué se trataba esa, la
cuestión del derecho y para ello, instruirse en los términos propios a los
abogados y saber que eran y como se llevaban los procesos; fue así como se
intereso en aprender; preguntaba mucho, leía los códigos, visitaba los juzgados
”. Hoy es director de procesos de
aquella empresa donde comenzó su historia con el derecho.
¡Colaborar! "no soy capaz de pasar por
el lado de… cuando… y no hacer nada”
- “Siempre he tenido la intensión de
querer hacer cosas por la gente, querer colaborar, no soy capaz de ver el
sufrimiento de alguien cercano y pasar por el lado sin hacer nada, brindar una
ayuda en la medida de mis posibilidades”.
Hoy
por hoy y no como una cuestión derivada de las necesidades que alguna vez
hubiese tenido, continúa ayudando a los que puede, ha empleado a algunos
allegados y a los que no ha podido emplear les ha ayudado a conseguir trabajo
con amigos y/o conocidos. Cuando un amigo suyo ha estado en dificultades
económicas no ha tenido reparo en comprar un mercado y entregárselo, tampoco en
prestar algo de dinero en ocasiones como por ejemplo, cuando el mensajero de la
empresa se queda corto para cancelar el semestre de la universidad. A cambio su
recompensa no ha sido otra que como él mismo lo dice “poder hacerles un poco más feliz
la vida”
¡Bien! esa es en resumidas cuentas la
vida de un hombre quien como yo fue criado en la 18, un hombre que no pensó en
huir, que decidió quedarse, luchar y forjarse un buen futuro viviendo en
Granjas de San Pablo, ¡mi barrio!.
La vida de Giovanny es un ejemplo
indudable de que en Granjas de San Pablo, se puede crecer y lograr el éxito sin
tener que tomar caminos incorrectos ni pasar por encima de los demás.
“Los que resistieron.”
Las personas que se quedaron, han hecho
del barrio lo que es hoy, a ellos gracias y claro entre esas personas a Giovanny
y su familia, quienes dan fe y son ejemplo
indudable de que, aquí se puede crecer y ser exitoso/a sin desviarse del camino.
Quizás
mi barrio no sea el mejor lugar para vivir, pero… aquí se puede surgir; aquí se
aprende; se sueña y se vuelven los sueños realidad; se logra el éxito andando ¡derecho!
Y, como diría mi madre “se sufre, se goza y se vive contento”
En
fin, pese a todo…
“Las victorias de un hombre no
son un producto de las circunstancias; son el fruto de su esfuerzo y
sacrificio".
Pensan7e
Agradecimientos:
Agradezco
vivir en mi barrio porque que me permitió conocer a Giovanny Gómez, ese gran
hombre de quién por fortuna puedo decir que es mi amigo; por su puesto le
agradezco a él y a su familia: la Sra. Ana Lilia, su
hermano Gustavo y sus hermanas Liliana, Johanna y Fernanda y a todos
aquellos que se quedaron y son parte fundamental del barrio, de su historia y
de su evolución.
Gracias
a mi familia y todos los que la conforman: mi esposa e hijos, mis padres, mi
abuela (que está y mis abuelos que ya partieron), mis hermanos, tíos, suegros y
demás. “El amor que me brindan ha sido
fuente de mi inspiración” y por supuesto… siempre gracias al todo poderoso.
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